
Crema de zanahoria tailandesa
Mis apañados creadores, hoy os traigo una receta de las que, de lo fácil y poco laboriosa que es, se puede hacer mientras pones la lavadora, recoges la casa, llamas a tu madre -quién, como todas las madres, es capaz de resumirte una conversación de diez minutos en media hora, porque está convencida de que a tu vida le falta emoción- y contestar los whatsapps del grupito del “cole” -que ya sabemos lo prolíficos que pueden llegar a ser-. Pero es tan deliciosa que la vas a poner entre tus básicos. Vamos, podrías elevarla a la categoría de “vaqueros cómodos” dentro del fondo de armario de tus menús. Ya sé que estarás pensando que me he venido arriba, pero -tengas todos los puntos o no- déjame que insista. Pruébala y me cuentas.
En fin queridas criaturas, es rápida y fácil de elaborar, nutritiva y deliciosa y muy “gut-friendly”, o lo que es lo mismo, aunque suene menos idílico: ideal para tu intestino. Será muy difícil que te quede mal, por muy poco práctico que estés en la cocina. ¡Y es tan reconfortante! Además, admite que la adaptes a tu gusto -y el de los tuyos- en cuanto a la intensidad que le dan el jengibre y la Cayena. E incluso puedes hacerla algo más arrolladora con pasta de curry roja -solo apto para paladares apasionados, luego no digas que no te lo advertí-.
Ingredientes:
- 1 kilo de zanahorias, peladas y troceadas
- 3 – 4 tazas de agua o caldo de verduras
- 1 cebolla roja grande, pelada y troceada
- Un trozo de jengibre fresco, pelado (a tu gusto)
- 3 dientes de ajo
- 2 cucharadas de aceite de coco virgen extra
- 1 lata de leche de coco (ecológica)
- Sal del Himalaya
- Pimienta negra, recién molida
- Cúrcuma, en polvo
- Un manojo de cilantro fresco, picado
- 1 pimienta de Cayena, en rodajas
- 1 – 3 cucharaditas de jugo de limón o lima fresca (opcional)
Instrucciones:
- En realidad, esta crema admite muchas variantes a la hora de prepararla, según el tiempo del que dispongas y tus preferencias culinarias. Puedes poner todos los ingredientes vegetales -menos el zumo de limón y la Cayena- en crudo en una olla. Cuando las zanahorias estén tiernas, lo que ocurrirá probablemente a los 20-30 minutos, añades la leche de coco y el aceite; rectificas de sal, pimienta y cúrcuma. Es entonces cuando -con la ayuda de la batidora- mueles hasta obtener una crema suave, procurando no salpicarte. ¡Quema! Después ajusta el sabor y textura -si se te ha quedado muy espesa para tu gusto puedes añadir más caldo o agua-. Y para terminarla solo tienes que añadir el zumo de limón y servir, decorando con el cilantro y la Cayena.
- Otra opción es hacer un salteado con la cebolla, el ajo, el jengibre rallado y el aceite de coco durante unos cinco minutos. Después incorporas las zanahorias y tras unos minutos añades el caldo o agua y el cilantro (recuerda reservar unas hojitas para decorar). Como siempre, una vez que empiece a hervir, le bajas el fuego y lo cocinas hasta que las zanahorias estén tiernas; el tiempo variará dependiendo del tamaño de las zanahorias.
- Una tercera opción, la más nutritiva, es hacer las zanahorias al vapor, junto al resto de las verduras y después añadir el caldo o agua y batir junto con los demás ingredientes.

Foto de Vanessa
Con Amor,
Natalia
Publicado por Natalia Croissier el 10/02/2016